MuchachosQue nunca fuisteis compañeros de mi vida,Adiós.MuchachosQue no seréis nunca compañeros de mi vida,Adiós.El tiempo de una vida nos separaInfranqueable:A un lado la juventud libre y risueña;A otro la vejez humillante e inhóspita.De joven no sabíaVer la hermosura, codiciarla, poseerla;De viejo la he aprendidoy veo a la hermosura, mas la codicio inútilmenteMano de viejo manchaEl cuerpo juvenil si intenta acariciarlo.Con solitaria dignidad el viejo debePasar de largo junto a la tentación tardía.Frescos y codiciables son los labios besados,Labios nunca besados más codiciables y frescos aparecen.¿Qué remedio, amigos? ¿Qué remedio?Bien lo sé: no lo hay.Qué dulce hubiera sidoEn vuestra compañía vivir un tiempo:Bañarse juntos en aguas de una playa caliente,Compartir bebida y alimento en una mesa.Sonreír, conversar, pasearseMirando cerca, en vuestros ojos, esa luz y esa música.Seguid, seguid así, tan descuidadamente,Atrayendo al amor, atrayendo al deseo.No cuidéis de la herida que la hermosura vuestra y vuestra gracia abrenEn este transeúnte inmune en apariencia a ellas.Adiós, adiós, manojos de gracias y donaires.Que yo pronto he de irme, confiado,Adonde, anudado el roto hilo, diga y hagaLo que aquí falta, lo que a tiempo decir y hacer aquí no supe.Adiós, adiós, compañeros imposibles.Que ya tan sólo aprendoA morir, deseandoVeros de nuevo, hermosos igualmenteEn alguna otra vida.
jueves, 14 de julio de 2011
Desolación de la quimera (1962)
Etiquetas:
Fáunulos,
Humbert-Humbert,
Luis Cernuda,
Monique,
Octubre,
Serge Zéta
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario