[Este poema forma parte de la compilación "Fratricidio. Poemario en cinco actos. Acto 1: Annabel o la elegía interminable (2003-2018)"]
de aquél tiempo que ya no existe
Rostro de años ochenta
y sudaderas desgastadas de dibujos animados
que alguna vez estuvieron de moda
Con su fiero y descarado cuerpecillo
de prehistórico pez abisal
que tarde o temprano tendría que regresar al fondo
y una suerte de raquitismo inquebrantable
-los niños valientes nunca se rompen-
que sostenía la roca sagrada de la neurosis
Tu padre decía
que tenías los ojos de la malograda Lady Di
como una cruel premonición
Y yo dije
que tus mejillas sonrosadas
eran las de un C. Thomas Howell
huyendo de un coche infernal
que nunca dejaba de perseguirle